La insuficiencia pancreática exocrina y los adenomas pancreáticos son dos patologías inflamatorias del páncreas que requieren una monitorización continua en los pacientes que permanecen ingresados.
El páncreas es una glándula localizada en la zona epigástrica derecha y constituida por dos partes diferenciadas: un páncreas exocrino y un páncreas endocrino. El exocrino produce enzimas responsables de la degradación de los alimentos que son vertidas al conducto pancreático y de ahí al intestino. La porción endocrina está formada por los islotes de Langerhans, que producen hormonas como la insulina, glucagón, somatostatina o polipéptido pancreático, que son secretados a la sangre y tienen múltiples funciones generales.
El páncreas está formado por cabeza, cuerpo y cola, además del conducto pancreático.
En otras ocasiones ya hemos hablado de la pancreatitis y la diabetes mellitus. En este artículo hablaremos de la insuficiencia pancreática exocrina, de los adenomas pancreáticos y de otras patologías menos habituales que también afectan al páncreas.
Insuficiencia pancreática exocrina
La insuficiencia pancreática exocrina es un síndrome provocado por una insuficiente producción de enzimas pancreáticas por parte del páncreas exocrino, lo que dificulta la digestión de los alimentos y causa una mala absorción de
los nutrientes. Esto a su vez, provoca signos clínicos variables como diarrea, pérdida de peso y déficits en diferentes vitaminas y minerales, y mal estado del pelaje.
El diagnóstico se hace mediante una analítica sanguínea completa aunque en el hemograma y la bioquímica no se encuentran a menudo resultados significativos, y tampoco las pruebas de diagnóstico por imagen son concluyentes en este caso, por lo que la prueba confirmatoria es la TLI y los valores de folatos y cobalamina que se encuentran alterados.
El tratamiento consiste en suplementar con enzimas pancreáticas la comida, de modo que una vez normalizados los signos clínicos se puede ir reduciendo la concentración de enzimas pancreáticas hasta la dosis mínima efectiva, que puede ser variable según cada paciente.
Adenomas pancreáticos
Los adenomas pancreáticos son tumores benignos que afectan al páncreas exocrino, aunque también se pueden encontrar adenocarcinomas, sarcomas y linfosarcomas. Los adenomas pancreáticos suelen cursar con signos clínicos variables según sea su tamaño debido a la sobrepresión sobre los diferentes órganos abdominales adyacentes o a la obstrucción del conducto pancreático. Los signos clínicos son muy inespecíficos, con anorexia, pérdida de peso, letargo, vómitos, estreñimiento, diarrea, poliuria y polidipsia, fiebre, deshidratación y dolor abdominal.
Los adenomas pancreáticos son benignos y teóricamente no necesitan tratamiento, a no ser que provoquen signos clínicos asociados. En cuanto a los adenocarcinomas pancreáticos, cuando se diagnostican suelen estar ya en fases muy avanzadas y suele haber una metástasis en más del 80 % de los casos. Aunque la extirpación quirúrgica es la opción indicada, puede llegar a ser difícil hacerlo con unos márgenes quirúrgicos suficientes como para dejar al animal libre de enfermedad.
Otras patologías
Absceso pancreático: consiste en la acumulación de pus en el páncreas. En perros se ha descrito como una complicación de la pancreatitis.
El tratamiento de elección es la exéresis quirúrgica y la antibioterapia a largo plazo.
Pseudoquiste pancreático: es una acumulación de jugos pancreáticos estériles dentro de un granuloma y es posiblemente una complicación de una pancreatitis. Los signos clínicos asociados son similares a los de una pancreatitis y el tratamiento consiste en la extirpación quirúrgica.
Vesícula pancreática: es una dilatación anómala del conducto pancreático, que forma un saco, y aunque en muchas ocasiones se trata de un proceso subclínico, la sintomatología puede llegar a ser compatible con la de una obstrucción del conducto biliar. El tratamiento consiste en la extirpación de dicha vesícula.
La labor del auxiliar
Es fundamental que los auxiliares sepan en qué consiste cada patología que afecta al páncreas. Se trata de un órgano tremendamente delicado, por lo que una monitorización cercana se hace imprescindible, sobre todo si se tiene en cuenta que en la mayoría de las ocasiones estos pacientes tienen que permanecer ingresados durante un tiempo. Además, su alimentación desde el inicio de la hospitalización es crucial para una pronta recuperación, por lo que la labor del auxiliar en la clínica en todo lo que implica su cuidado es indispensable.
Extraído de: Beatriz Unzeta Conde, Principales patologías del páncreas, Ateuves 72, pags. 12-16.