El éxito de una cirugía no depende tan solo del tipo de operación, también importan otros elementos como la preparación y monitorización del paciente o la anticipación a cualquier problema que pueda surgir en el quirófano. En todos ellos, el auxiliar tiene un papel fundamental.
Un animal puede someterse a una cirugía por diferentes motivos, pero la tarea del auxiliar empieza mucho antes de entrar en el quirófano y termina mucho después. Debe hablar con el propietario para elaborar una completa historia clínica, además de realizar de forma adecuada una preparación aséptica del paciente y del quirófano, controlar en todo momento su estado mediante una monitorización exhaustiva y asegurarse de que el posoperatorio se realice correctamente. Para ello es necesario que el auxiliar tenga una buena capacidad de observación, así como buenas habilidades comunicativas y organizativas y que sea capaz de trabajar como parte de un equipo.
Un propietario informado
Antes de admitir a un paciente se debe informar al propietario sobre el procedimiento al que se le va a someter y qué resultado se espera obtener, así como de los posibles riesgos que con¬lleva (anestesia, complicaciones, etc.). El propietario debería firmar un formulario con su consentimiento al procedimiento quirúrgico, en el que aparezca claramente identificado tanto su nombre como el de la mascota, así como el coste de la operación y las principales complicaciones que podrían aparecer.
Una historia clínica completa
Es necesario que el auxiliar elabore un historial lo más completo posible del paciente. Para ello debe preguntar al propietario sobre cualquier problema de salud que tenga la mascota: si ya se ha sometido a alguna anestesia o cirugía previamente, qué tipo de alimentación toma así como de medicación (anterior o actual), si ha tenido episodios de alergias o reacciones adversas a medicamentos, infecciones pasadas o recientes, sangrado inesperado, dificultad para respirar o intolerancia al ejercicio y si está al día de todas las vacunas necesarias.
También es importante saber en qué ambiente vive el animal: si es de exterior, si en la casa hay más de una mascota, etc. De este modo las recomendaciones para el cuidado posoperatorio se ajustarán más a la realidad de cada paciente. No se deben escatimar los esfuerzos para que la estancia de los pacientes en el centro sea lo más relajada posible y hay que tener en cuenta que el propietario es una importante fuente de estrés: si el animal ve que su dueño está intranquilo también se mostrará nervioso. Por lo tanto hay que reducir la ansiedad del dueño.
En la admisión se colocará al animal un collar de identificación y se introducirá en una jaula de hospitalización igualmente identificada. El auxiliar comprobará la identificación del paciente antes de administrarle cualquier tratamiento o de prepararlo para la cirugía.
En la hoja informativa también deberá aparecer cualquier dato relevante como las posibles alergias que tenga el animal. No estaría de más asegurarse con el propietario de qué extremidad se va a operar o en qué lugar se va a realizar la operación e identificarla con un marcador permanente o bien rasurar una pequeña zona en el lugar indicado.
Preoperatorio
Para asegurarse de que el paciente está bien preparado es necesario que exista una fluida comunicación tanto oral como escrita entre los miembros del equipo, de modo que todos conozcan sus características, así como la cirugía a la que se le va a someter y los test preoperatorios que necesite.
Listas de verificación
Se ha demostrado que las listas de verificación reducen la aparición de posibles errores, hacen que el equipo sea más eficiente y permiten ahorrar tiempo. Se utilizan en tres momentos: antes de la anestesia, antes de realizar la incisión y antes de abandonar el quirófano.
Estas listas son fáciles de elaborar y se cumplimentan con rapidez, así que deberían formar parte de la rutina del equipo y del historial del paciente de modo que, en caso necesario, se pudieran revisar para comprobar algún detalle.
Preparar al paciente
El auxiliar debe preparar la zona quirúrgica que se va a intervenir y debe anticiparse a las necesidades del cirujano asegurándose de que los márgenes sean lo suficientemente amplios para poder realizar los procedimientos esperados e incluso inesperados (por ejemplo, que sea necesario ampliar la incisión o colocar drenajes).
Rasurar la piel el día antes de la cirugía se asocia con infecciones del sitio quirúrgico: el corte produce pequeñas heridas en la piel en las que las bacterias pueden adherirse y proliferar. Lo ideal es que la eliminación del vello se realice después de la inducción de la anestesia o una hora antes de la cirugía.
Siempre hay que rasurar al paciente fuera del quirófano, y se debe aspirar por completo el pelo suelto que quede en su cuerpo o encima de la camilla para que no se introduzca en el quirófano durante el transporte. Las cuchillas eléctricas pueden albergar agentes infecciosos y contaminar a otros pacientes, por lo que se deben limpiar y desinfectar antes y después de cada uso.
El rasurado se debe realizar con movimientos lentos y precisos, con la superficie plana de la hoja en contacto con la piel. Hay que revisar la cuchilla durante el procedimiento para asegurarse de que no se caliente demasiado, ya que podría ocasionar quemaduras. Una vez retirado el pelo, se debe preparar la piel asépticamente. Se realiza un lavado preliminar del paciente antes de entrar en el quirófano para eliminar los residuos orgánicos y permitir un tiempo de contacto adecuado con los antisépticos. La preparación de la piel es importante porque muchas infecciones del sitio quirúrgico se producen debido a la contaminación de la incisión por parte de la flora bacteriana del propio paciente. Una correcta preparación de la piel puede evitar este problema.
Aplicación del antiséptico
La aplicación del antiséptico se efectúa den¬tro del quirófano y se puede realizar de dos maneras:
Con un movimiento de delante hacia atrás, en horizontal o vertical, sobre la incisión.
Con un movimiento concéntrico que empieza en el centro del lugar de la incisión y se aleja hacia los bordes.
Como paso final se puede aplicar un espray con alcohol y/o una solución desinfectante con la precaución de esperar a que el producto se seque completamente antes de iniciar la cirugía; el uso de los aparatos de cauterización eléctrica cerca del alcohol podría provocar un incendio.
Preparar al cirujano
El auxiliar debe encargarse de que el cirujano y el resto de miembros del equipo que van a par¬ticipar en la cirugía tengan la ropa y el material adecuado, limpio y desinfectado.
- Uniforme quirúrgico/pijama: se debe utilizar una prenda cómoda, de algodón o poliéster que se lave con facilidad. El pijama es una primera barrera contra los microorganismos y reduce la contaminación del campo quirúrgico. Se debe lavar a una temperatura superior a los 70 °C y secar en una secadora eléctrica para reducir la carga bacteriana.
- Gorro y mascarilla: evitan que la saliva o el pelo se introduzcan en la zona quirúrgica.
- Bata: es una barrera más entre el paciente y el cirujano. Puede ser desechable o reutilizable y, por lo general, está elaborada con algodón y recubierta con un material que repele el agua o bien con materiales sintéticos.
- Guantes: reducen la transmisión de microorganismos entre el cirujano y el paciente y viceversa. Por lo general son de látex. Su utilización no excluye el lavado quirúrgico de las manos.
Extraído de María Villagrasa, El auxiliar en el quirófano. Ateuves 78, págs. 22-25.
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