La epilepsia es una condición neurológica que puede afectar tanto a perros como a gatos y provoca una gran preocupación en sus propietarios. Este complicado proceso necesita que tanto auxiliares como veterinarios colaboren estrechamente con el propietario para conseguir una calidad de vida adecuada en el núcleo familiar. Hagamos un repaso de la incidencia y las características de este trastorno en estas mascotas.
La epilepsia puede ser clasificada en idiopática (sin causa identificable), sintomática (asociada a una causa estructural identificable en el cerebro) o probablemente sintomática (cuando se sospecha una causa subyacente pero no puede ser confirmada).
La epilepsia en perros
- Prevalencia: la epilepsia es una de las afecciones neurológicas más comunes en perros, con una prevalencia estimada entre el 0.5% y el 5.7% de la población canina.
- Razas predispuestas: algunas razas tienen una mayor predisposición genética a la epilepsia, incluyendo el Pastor Alemán, Beagle, Golden Retriever, Labrador Retriever, Boxer y Poodle.
- Edad de inicio: la epilepsia idiopática (de origen desconocido) generalmente comienza entre los 6 meses y los 5 años de edad.
- Síntomas: pueden variar desde convulsiones leves hasta episodios graves de convulsiones generalizadas, con pérdida de consciencia, movimientos involuntarios, salivación excesiva y micción o defecación incontrolada.
La epilepsia en gatos
- Prevalencia: la epilepsia es menos común en gatos que en perros, con una prevalencia estimada de aproximadamente el 0.5% de la población felina.
- Razas predispuestas: no se han identificado razas específicas con una mayor predisposición genética a la epilepsia, aunque algunas como el Siamés pueden tener una incidencia ligeramente mayor.
- Edad de inicio:la epilepsia idiopática en gatos suele presentarse entre el año y los 4 años de edad.
- Síntomas: Las convulsiones en gatos pueden ser más sutiles y difíciles de reconocer. Pueden incluir salivación, movimientos faciales anormales, comportamiento anormal (como perseguir la cola), temblores y pérdida de control muscular.
Diagnóstico y tratamiento
Diagnóstico
El diagnóstico de epilepsia se basa en la historia clínica, observación de los episodios, y la exclusión de otras causas posibles mediante:
- análisis de sangre
- estudios de imagen (resonancia magnética o tomografía computarizada)
- análisis del líquido cefalorraquídeo.
Además, debemos realizar un diagnóstico diferencial exhaustivo que nos permita descartar enfermedades que presenten síntomas similares a los ataques.
Tratamiento
Incluye el uso de medicamentos anticonvulsivos como fenobarbital, bromuro de potasio, levetiracetam, y zonisamida. La elección del medicamento depende de la frecuencia y gravedad de las convulsiones, así como de la respuesta del animal al tratamiento.
Manejo
Además del tratamiento farmacológico, es importante el manejo ambiental y de estilo de vida para reducir el estrés y los desencadenantes de convulsiones. Los propietarios deben trabajar estrechamente con su veterinario para monitorizar y ajustar el tratamiento según sea necesario.
Pronóstico
- Perros
Con el tratamiento adecuado, muchos perros con epilepsia idiopática pueden llevar una vida relativamente normal, aunque es posible que requieran medicación de por vida y un control regular.
- Gatos
El pronóstico para los gatos puede variar dependiendo de la causa subyacente de las convulsiones. Los gatos con epilepsia idiopática pueden responder bien al tratamiento, pero aquellos con causas estructurales o enfermedades concomitantes pueden tener un pronóstico más reservado.
En conclusión, aunque la epilepsia es más común en perros que en gatos, ambos pueden ser afectados por esta condición neurológica. El diagnóstico temprano y el manejo adecuado son cruciales para mejorar la calidad de vida de las mascotas con epilepsia.