Cómo afrontar el miedo escénico

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Son numerosas las ocasiones en las que tenemos que hacer una presentación en público, ya sea a compañeros del centro o bien a clientes. Debemos conocer las claves de la comunicación y controlar nuestros miedos para convencer a nuestra audiencia.

No todo el mundo se comporta de igual modo cuando tiene que hablar en público: a muchos les provoca una sensación de miedo hablar ante un grupo de personas. Las manifestaciones más frecuentes suelen ser sensación de tener un nudo en la garganta, sudor de manos o aceleración del pulso. Otros síntomas físicos son rubor, tensión muscular, boca seca, molestias gastrointestinales, temblor de manos y voz o urgencia urinaria.

El núcleo central es el temor a la evaluación negativa y a la idea de “voy a hacer el ridículo”, “me quedaré bloqueado y no sabré qué decir”, “seguro que no les interesa mi opinión”.

En cualquier caso, un poco de ansiedad antes de hacer una exposición oral puede ayudar a dar lo máximo de uno mismo.

Controlar el nerviosismo

Nos movemos en entornos profesionales donde nos pasamos todo el día hablando sin problema, pero al enfrentarnos a un grupo de personas podemos tener tanto miedo que nos lleguemos a bloquear. Hay algunas pautas que nos ayuda­rán a controlarnos en estos momentos:

  • Es necesario aprender a convivir con los ner­vios.
  • Recuerda que cada vez que hables en público te costará un poco menos que la vez anterior.
  • Los nervios desaparecerán en el momento en el que empieces a hablar.
  • No evites el contacto visual con quienes te escuchan, es una señal de nerviosismo.
  • Prepara bien la exposición, domina el tema.
  • Lleva anotada la primera frase con la que iniciar
    la charla.
  • Cree firmemente que están interesados en lo que vas a contar y confía en ti.

Medios para combatirlo

Convertirse en el protagonista de una reunión puede dar miedo, pero es algo natural que se puede combatir. Tener miedo es algo irracional que se puede controlar con la razón gracias a la ayuda de tres herramientas:

  • Técnicas de relajación:
    • Respiración abdominal profunda (respirar fuerte y pausadamente llenando totalmente los pulmones desde el abdomen).
    • Tensar y relajar diferentes grupos musculares. Por ejemplo, tensa los hombros durante pocos segundos y a continuación déjalos caer.
  • Ensayar:
    • Ensaya determinadas situaciones probando nuevas conductas con antelación, así se puede facilitar y hacer más automática su puesta en práctica cuando te enfrentes a situaciones reales.
    • Asigna el tiempo necesario para la preparación (revisar material, hacer esquemas, repasar temas…).
    • Revisa frecuentemente el material para aumentar la confianza en ti mismo.
  • Reconocer el lugar:
    • Para que todo salga bien y evitar cualquier imprevisto conviene conocer la sala y el material de apoyo disponible.

Extraído de Javier Leach, ¿Miedo escénico? , Ateuves 80, págs. 6-8.

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